LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

miércoles, 28 de febrero de 2007

El musulmán Blas Infante, declarado "Padre de la Patria andaluza"


En el último número de El Catoblepas (el 60), encontrarán este artículo de Gustavo Bueno, titulado "Un musulmán va a ser reconocido en referendum como Padre de la Patria andaluza", cuya lectura no puede ser más recomendable precisamente hoy, 28 de febrero, Día de la Realidad Nacional del Ente.
Como es un tanto extenso, entresaco este párrafo para los que tengan prisa:
"Es un hecho que Blas Infante se hizo musulmán, de modo público, el 15 de septiembre de 1924. Blas Infante, desde su condición de joven notario de Casares, fue introduciéndose cada vez más profundamente en lo que él vendría a llamar «Cultura de Al-Andalus». Pero no sólo aprendió la lengua árabe, a la vez que lee la obra de Ribera y Tarragó, Asín Palacios, Dozy, &c., y estudia en 1921 la historia de Al-Mutamid, el rey poeta de Sevilla y de Córdoba, escribiendo el drama Motamid, último rey de Sevilla; sobre todo, según el informe de la Yama'a Islámica de Al-Andalus, el «joven» notario experimentó una «metamorfosis espiritual», por la que «resultaría abducido por el universo andaluz», y no conformándose con una mera actitud especulativa, comienza a preparar un viaje, en el cual, «convirtiéndose en protagonista de su drama teatral», Blas Infante se acercaría a la tumba de Al-Mutamid, en Agmhat (lugar cercano a Marrakech).

Y es allí cuando Blas Infante hace la Shahada, en una pequeña mezquita de Agmhat, adoptando el nombre de Ahmad («el que pone en acto lo que estaba en potencia», según el parecer de Ibn Arabí). Los testigos del acto por el que Ahmad Infante se reconocía musulmán fueron dos andalusíes nacidos en Marruecos, y descendientes de moriscos: Omar Dukali y otro de la kabila de Beni-Al-Ahmar."

martes, 27 de febrero de 2007

Justicia poética

"En la reputación literaria -dice Ralph Waldo Emerson en uno de sus ensayos- no existe la suerte. Quienes dan el veredicto final sobre cada libro no son sus lectores coetáneos, ruidosos e injustos, sino una cohorte de ángeles, unos lectores a los que es imposible sobornar, rogar ni amedrentar, y que juzgan imparcialmente los méritos de cada autor para alcanzar la fama. Sólo logran pasar aquellos libros que verdaderamente merecen perdurar."
Y, en efecto, uno tiende a pensar que así es. Pero, ¿cuánto tiempo hace falta que transcurra para que llegue ese inapelable y justo "veredicto final"? ¿Y cuántos recursos y apelaciones y tribunales no habrá que recorrer hasta llegar al fallo del Supremo?
Me temo que en esto también habrá que exclamar como el Don Juan de Tirso: ¡Cuán largo me lo fiáis!
Y puede que también haya aquí algo, o mucho, de justicia natural: nadie debe escribir para triunfar en el mundo, sino para triunfar sobre sí mismo. Y para dar, no para recibir.

viernes, 23 de febrero de 2007

Un poeta oriental

Como todo el mundo sabe, hay dos Andalucías: la oriental y la occidental. El reino de Granada y el reino de Sevilla. Y dentro de éstas, claro, hay otras muchas, infinitas...
Uno de los poetas más interesantes de la oriental ahora mismo es el jiennense Juan Carlos Abril, que, después de Un intruso nos somete (1997) y El laberinto azul (2001), publica estos días, en Pre-Textos, su tercer libro. Se titula Crisis, y me gustaría compartir con mis lectores uno de sus poemas, minimalista y sugerente.

PRISMA

Todo comienza a ser extraño
igual que entonces. Te distraen

-sin dirección- sus formas
hueras que giran y esas leves

ideas. Mira
lo que la luz transporta.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Proposición simple

Sólo hay certeza en la fe.

Todos decimos “yo creo”,

y no hay quien diga “yo sé”.

Había apuntado esta soleá en mi cuaderno hace unos meses, pero ayer, releyendo el Juan de Mairena (cap. XIV), me topé con esta afirmación del apócrifo machadiano:
"En toda cuestión metafísica, aunque se plantee en el estadio de la lógica, hay siempre un conflicto de creencias encontradas. Porque todo es creer, amigos, y tan creencia es el sí como el no. Nada importante se refuta ni se demuestra, aunque se pase de creer lo uno a creer lo otro."





martes, 20 de febrero de 2007

Crítica

Éxito de público, parece que tuvo poco el de la comedia (o farsa) del domingo. En cuanto a la crítica, unas cuantas inteligentes son ésta o ésta. Y también aquí.

sábado, 17 de febrero de 2007

Farsa y licencia de la clase política

Se representa hoy. En toda Andalucía.
Aunque, previsiblemente, con escaso público.
Ya veremos qué dice la crítica.

viernes, 16 de febrero de 2007

D. Antonio nunca fue depurado


Con fecha de 31 de diciembre de 1981, el Ministro de Educación, que lo era a la sazón Federico Mayor Zaragoza, publica en el BOE una Orden "por la que se rehabilita a D. Antonio Machado Ruiz como Catedrático de Instituto".
La Orden ministerial del 81 es una completa falacia, porque no se puede rehabilitar a quien nunca fue inhabilitado.
Es cierto que a D. Antonio se le incoó un expediente, al amparo de la Ley de Responsabilidades Políticas. Y es cierto también que la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración informó favorablemente el 7 de julio de 1941 sobre la propuesta de separación definitiva del servicio y baja en el escalafón de Catedráticos de Institutos de Enseñanza Media.
Pero cuando esta propuesta llegó al ministro, que lo era entonces José Ibáñez Martín (el mismo que, pocos años después, presidiría el sepelio de Manuel Machado), y que era quien debía firmarla... el ministró no la firmó y, sencillamente, mandó que se archivara.
¿Por qué se archivó la propuesta?
Que cada cual piense lo que quiera, pero yo me permito recordar que ya Dionisio Ridruejo había publicado en noviembre de 1940, en la revista Escorial (que dependía del Ministerio de Ibáñez Martín), su artículo "El poeta rescatado", que un año más tarde se convertiría en el Prólogo a las Poesías completas del sevillano. Prólogo, afirmaba allí Ridruejo, "para el libro de un poeta que sirvió frente a mí en el campo contrario."
Recordemos también que por esas fechas era Manuel Machado uno de los intelectuales más prestigiosos de la España nacional.
Desde luego, si Ibáñez Martín hubiese firmado la orden, habría incurrido no sólo en un solemne disparate ("depurar" a un fallecido) sino en un caso de flagrante esquizofrenia en la política cultural del Régimen.
(Por cierto, Francisco Machado, funcionario de prisiones, tampoco fue nunca depurado, y sirvió en las prisiones de Franco lo mismo que antes en las de la República).

jueves, 15 de febrero de 2007

Las nuevas tertulias literarias

Interesante artículo el de Vicente Luis Mora en el último número de Mercurio, titulado Blogs: la nuevas tertulias literarias. En él se destacan los aspectos novedosos de los blogs: la interactividad, el carácter de obra en marcha, la difusión mucho mayor que la que se puede obtener a través del canal impreso, o sea, del libro...
Por mi parte, creo que el blog es un nuevo soporte, pero nada más que un soporte, al igual que el objeto libro. Hay blogs de muchas clases, como hay libros de los más variados géneros. En uno y otro soporte caben el dietario, la novela, la poesía, la divulgación científica, y un infinito etcétera. Incluso todo a la vez, del mismo modo que un libro titulado Obras selectas de Fulanito incluirían su poesía, su epistolario, ensayo o teatro, caso de que hubiese cultivado todos esos géneros.
Sospecha Vicente Luis Mora, y creo que no se equivoca demasiado, que todo bloguero letraherido aspira a verse publicado en formato libro, porque el libro conserva un aura de prestigio, un modo de sanción canónica que el gratis total del blog no alcanza.
Ya veremos, de todos modos, si dentro de unos años todo esto continúa siendo así. Porque los tiempos cambian que es una barbaridad.

domingo, 11 de febrero de 2007

Leve vuelo

  • No es arte si no consigues enterarte.
  • Todos somos escritores. Todos escribimos el libro de nuestra vida. Aunque no la pongamos por escrito o, si acaso, con tinta invisible.
  • La Historia humana es como una larguísima, interminable película. Se suceden las imágenes, pero el espectador es siempre el mismo: la Eternidad.
  • Según los científicos, el tiempo es una propiedad de la materia. Eso, de la materia.

miércoles, 7 de febrero de 2007

La perrita Armelinda, o los desvaríos de mi memoria

Fui a buscar el libro de Joaquín Arce, La poesía del siglo ilustrado, donde creía recordar que había tenido primera noticia del terminacho. Lo repasé página por página y, en efecto, encontré allí, en la 173 (que por cierto estaba marcada por un papelito), una poesía de don José Antonio Porcel dedicada a la muerte de una perrita.
Pero, oh decepción, oh sorpresa, oh contrariedad, oh desengaño, oh, oh, oh, el poema se titula Epitafio a una perrita llamada Armelinda. Epitafio. Y Arce no utiliza ningún otro término en sus comentarios al poemilla. Y entonces me da una punzada más aguda en mi amor propio, y cae una gota definitiva en la botellita de mi angustia, y comienzo a creer que el tal término no existe, y a preguntarme por qué habré creído que existía, y si no será una invención traicionera de mi inválida memoria.
Con todo, la cosa me consuela, o yo mismo me busco los atenuantes y los amortiguadores. Tengo tantos motivos de angustia, que prefiero concentrarme en ésta, nimia e irrelevante, para no pensar en las otras, mucho más roedoras. Tengo tantos problemas insolubles, que me aplico a resolver éste, que por otro lado tampoco consigo resolver, pero que al menos me conduce al espejismo de que mis problemas son tan tontos y tan inocentes como encontrar una palabra rebuscada y que, a lo mejor, ni siquiera existe.
Y, bueno, por lo menos me vuelvo con esta primorosa insignificancia dieciochesca:

Bajo este jazmín yace Armelinda,
perrita toda blanca, toda linda,
delicias de su ama,
que aún hoy la llora; llórala su cama,
como el arrebujado papelillo
con que jugaba; llórala el estrado,
y hasta el pequeño can del firmamento,
de Erígone olvidado,
muestra su sentimiento;
solamente la nieve se ha alegrado,
pues si yace Armelinda en urna breve,
ya no hay cosa más blanca que la nieve.

domingo, 4 de febrero de 2007

Desmemorias

Qué caprichosa es la memoria, qué rebelde. Es preciso vigilarla día y noche, y hacerla hacer ejercicios constantemente, para domarla, para que nos obedezca. Pero ni así. Cuando menos te lo esperas, se escapa de paseo, te deja plantado.
Hubo un tiempo en que sabía el nombre exacto que recibe la composición poética dedicada a la muerte de un animal. No es, por supuesto, epicedio, ni planto, ni epitafio, aunque así llamara al suyo, a su haiku, E.G-M. cuando la muerte de Haiku, ni elegía, aunque Unamuno escribiese su "Elegía en la muerte de un perro", precioso poema, por cierto. Todo esto es sobre la muerte de personas, no de animales. Claro que alguno preguntará que qué diferencia. Y la hay.
Pero ya no me acuerdo. Y la memoria de papel, o sea, los libros, tampoco esta vez me ha servido de ayuda. No sé dónde buscarlo.
Y ahora vivo obsesionado por recordar la palabreja. Por supuesto, hiperbolizo, pero no demasiado. Es como si hubiera perdido unas llaves. Menos mal que no son las llaves de casa. Son las llaves de una puerta que da al vacío. Al cenagoso vacío de la erudición inútil. Pero, oye, me cabrea.

jueves, 1 de febrero de 2007

Un consejo

que acaso yo mismo sea el primero en desatender:

¿Qué hay de malo en ser anónimo?
Olvida ambición y gloria.
Vive, oculto, en lo más hondo.


Lo he puesto en verso para repetirmelo como una mantra. Y eso que mis ambiciones son escasas (poder pagar la hipoteca y... poco más) y mi gloria, perfectamente descriptible. Pero aun así, la mantra.