LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

sábado, 31 de julio de 2010

ÁLOGOS Y REINO

La otra tarde, con más de cuarenta grados en la calle, la pasé en la cama, con el aire acondicionado y el ventilador, o sea, un combinado de artillería pesada y artillería ligera contra el fuego contrario del calor. De una tacada me leí los cuatro últimos títulos de la colección Álogos. Los Apuntes y fuegos de Jesús Cotta, el Alguien me responde de Juan Antonio González Romano, Al hilo de los días de Suso Ares Fondevila y Una realidad fractal de Ignacio Tomás.
Interesante experiencia ésta de la colección Álogos. No conozco, al menos en España, pero creo que tampoco en ningún otro sitio, otra colección como esa. Hay ya blogs convertidos en libro, sí, pero una colección expresamente dedicada a esto, no.
La ocurrencia la ha tenido Javier Sánchez Menéndez, editor de Siltolá, y acuñador del término "álogo", y ya nos contará si se arruina o no.
Pero, mientras sí y mientras no, hay que seguir estos Álogos, a ver cómo casan blogs y libros. Si es matrimonio, adulterio o flirteo. El tiempo lo dirá.

Lo que es cierto es que a los libros habrá que juzgarlos como tales libros.






***

 Por la noche el calor seguía siendo agobiante, así que, después de cenar, volví a la artillería pesada y ligera. De nuevo un libro abierto. Esta vez El reino blanco, último libro de Luis Alberto de Cuenca, editado por Visor, que al fin se ha decidido a aliviar el luto de sus cubiertas. Atención a este libro, que puede ser uno de los mejores de la temporada. Al menos como poeta, Luis Alberto está en plena forma. Emocionantes sus poemas al perro Joker y al gato Soseki, como antológica su Carta a los Reyes Magos o los versos que dedica a Foxá...
Creo que me dormí leyendo alguno de sus desinhibidos poemas eróticos. De lo que soñé esa noche, no consigo acordarme.
La mañana amaneció algo más fresca.

miércoles, 28 de julio de 2010

ETIMOLOGÍA POPULAR

El pueblo tiene una intuición etimológica sorprendente. Cuando se ve obligado a usar de un cultismo, no duda en retorcerle el cuello hasta encajarlo en el cauce del idioma. Igual que decía vagamundo en vez de vagabundo, ha visto que el alturista es persona de muy altas miras.

Otro caso observado es la palabra discusión. En realidad, el vulgo no ha usado jamás esa palabra, porque contaba con otra más sencilla: porfía.

-Pues nada, maestro, que mi compadre y yo traemos una porfía. Que él dice que el terremoto de Lisboa fue en el mil setecientos, y yo digo que fue en los tiempos del rey Felipe II. A ver si usté nos saca de dudas...

Pero como a la fuerza ahorcan, el pueblo se ha visto obligado a emplear discusión, pero eso sí, trocándola en discursión, que es como lo pronunica el vulgo, al menos el sevillano.

Y, en efecto, ¿que es una discursión sino una contraposición de discursos? Pues ahí está.

lunes, 26 de julio de 2010

CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA

José Luis García Martín señala todos los defectos que el libro quizás no tiene, pero, curiosamente, se olvida del principal defecto que quizás sí tiene: un tono demasiado vehemente y combativo, innecesario en este tipo de libros, y quizás contraproducente, por lo sobrado. Pero en estas cuestiones siempre me he atenido a un criterio: no incurrir nunca en la tentación de criticar al crítico. Cuando un libro se publica pertenece al público, y opinará cada uno lo que mejor le parezca. Así que, por mi parte, cambio de tercio.

*

Algún día escribiré mis memorias. Pero no teman, serán muy breves. Tengo poca memoria.

*

El vanguardismo tiene siempre algo de leninismo cultural.


*


La abundancia está siempre a punto de caer, si no ha caído ya, en la redundancia.

sábado, 24 de julio de 2010

OPERACIÓN BIKINI

Las entradas, en verano, se adelgazan, se adelgazan... para que se puedan leer bien en bañador. O en bikini.

domingo, 18 de julio de 2010

jueves, 15 de julio de 2010

MINORÍA ABSOLUTA




A la vuelta del verano, o eso espero, estará en los comercios del ramo. Con su portada roja, con ese aire entre soviético y sánscrito que le da la letra de Trochut, un clásico de la tipografía moderna. Y esa pajarita unamunesca... Espero que lo mejor no sea sólo el envoltorio.

martes, 13 de julio de 2010

EL FÚTBOL Y LA TRIBU

Primero se enfrentaron las tribus, unas contra otras, en razzias y emboscadas. Constituidas las naciones, llegaron las guerras inacabables.

Y las guerras, por desgracia, no se han acabado o, peor aun, no parece que vayan a acabarse... no sé si decir nunca.

Pero tenemos el fútbol, ese gran sustituto, ese colosal Ersatz: combatimos, luchamos y finalmente vencemos sobre Holanda (como en tiempos del Duque de Alba...), pero esta vez sin sangre, sin bajas propias ni ajenas... aunque no sin patadas y zancadillas.

Lo celebramos. Nuestros tercios, digo, nuestros balonpedistas han vencido. La alegría se desborda en calles y plazas, dentro mismo de los hogares, en las tabernas y en los mismos hospitales y asilos.

Casi como en otros tiempos se celebraba una victoria, como aquella grandiosa de Lepanto.

Esta vez, sin embargo, no esperamos un Te Deum (en mi retiro, sin embargo, yo lo rezo).

Viva el fútbol, viva el deporte, que tantas alegrías da a tantas gentes, especialmente a las más sencillas, y que tanto puede unirlas.

Todo cambia, y todo tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo.

El fútbol como mecanismo de sustitución. Pero no nos olvidemos que nuestros soldados, ahora mismo, están luchando en una guerra en un país lejano y montañoso. Y allí no hay rodillazos ni zancadillas, hay minas y morteros.

Por descontado, también ellos, nuestros soldados, los que no estuvieran de guardia, habrán visto la final. Y lo habrán celebrado como todos.

Ojalá y celebremos pronto su victoria sobre el islamismo fanático. Pero eso es más difícil. Y va a costar sangre.

viernes, 9 de julio de 2010

DE NUEVO AMURALLADA

Los progresistas del XIX, los progresistas suelen ser los últimos en enterarse de por donde irá el verdadero progreso, decidieron derribar las murallas de Sevilla.

No se alcanza para qué fuera necesario hacerlo, porque los bulevares se hicieron extramuros, y Sevilla perdió lo que podría haber sido otro atractivo turístico más.

Pero he aquí que el actual consistorio sevillano ha decidido cerrar el "centro histórico", la ciudad intramuros, al tráfico rodado, para lo que ha instalado cámaras en todas las entradas y salidas posibles y establecido no sé qué ordenanza que más que nada recuerda las del gheto de Varsovia. ¡Hasta querían dividir el casco en cuatro sectores incomunicados!

(Parece que de esta última idea han desistido, por el momento).

En fin, que los progresistas de hoy nos devuelven de nuevo a los tiempos de los fielatos y los portazgos. Porque habrá que pagar (quid del asunto).

¡Viva Fernando VII! ¡Vivan las caenas!

sábado, 3 de julio de 2010

EL DISCURSO DE LAS DUEÑAS




"Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla...”. Es probablemente uno de los versos más conocidos y citados de don Antonio Machado. Quizás porque era aquel con el que comenzaba su célebre poema Autorretrato, y que seguía “mi juventud, veinte años en tierra de Castilla”. Cuando escribe ese poema, en 1908, don Antonio aún no sabe que él no iba a morir en Castilla, y que su peregrinaje vital iba a llevarle por distintas tierras españolas -Soria, Baeza, Segovia, Madrid de nuevo, Valencia, Barcelona... - hasta sentir la acogida final y generosa de la tierra de Francia, en Colliure, donde aún descansa. Aunque en 1908 no podía saber muchas cosas que pasarían después, sí que prodigiosamente profetizó el modo de su muerte, “casi desnudo, como los hijos de la mar”.
Pero el origen de todo está en esta casa, en estos patios, donde el poeta ve la luz primera el año 1875. “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla/ y un huerto claro donde madura el limonero”... Probablemente en estos recuerdos no están contenidos sólo los de esta casa, porque la familia Machado, antes de abandonar Sevilla en busca de un más próspero futuro, que no se cumpliría nunca, residió en otras casas y patios de Sevilla: la calle de San Pedro Mártir, donde había nacido, sólo once meses antes, su hermano Manuel; la calle de las Navas, en la collación de la Magdalena; O'Donell, 22, la casa donde su padre, Demófilo, fundaría la Sociedad del Folklore Andaluz y último domicilio de la familia en Sevilla.

Pero de todos ellos, el principal, el originario sería éste del Palacio de las Dueñas, del Palacio del Duque de Alba, calle Dueñas, 3, como lo llama más propiamente Demófilo en sus cartas a Francisco Giner de los Ríos.
Con nostalgia y con cariño, Antonio Machado se referiría a esta casa de la calle Dueñas en numerosas ocasiones. A partir de 1883, fecha de su traslado a Madrid, con ocho años, Antonio Machado sentiría siempre la nostalgia del desarraigado, del trasterrado, de los que para consolarse tienen que mirar atrás y bucear en los recuerdos. En esta casa, por ejemplo, y no en otra, es donde revive el recuerdo de su padre:

Esta luz de Sevilla... Es el palacio

donde nací, con su rumor de fuente.

Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea

sus libros y medita. Se levanta;

va hacia la puerta del jardín. Pasea.

A veces habla solo, a veces canta.


En una nota autobiográfica dirigida a Azorín, Machado escribe: “Nací en Sevilla el año de 1875 en el palacio de las Dueñas. Anoto este detalle no por lo que tenga de señorial (el tal palacio estaba en aquella sazón alquilado a varias familias modestas), sino por la huella que en mi espíritu ha dejado la interior arquitectura de este viejo caserón”. “La interior arquitectura....”. Sí, aquí está toda la simbología lírica de Machado: el patio, la fuente, el limonero, la tarde, el cielo recortado (los cielos que perdimos, que diría luego Joaquín Romero Murube), el jardín y, sobre todo, las galerías, que no son, como algunos han pensado, galerías subterráneas, ni mineras ni militares, ni menos aún galerías meramente soñadas e imprecisas, sino las galerías que rodean todo patio sevillano.
Y es que Antonio Machado ha refrescado sus recuerdos, nunca olvidados, en una breve visita que gira a Sevilla, acompañado de su hermano Manuel, que viene para ver a su novia, Eulalia Cáceres. Será la primera y la última vez que Antonio vuelva a Sevilla. Y será en marzo de 1898. Antonio cuenta veintitrés años. Ya no volverá físicamente nunca a Sevilla. Espiritualmente, no se habrá marchado jamás.


En esa breve visita quiere volver a ver el Palacio de Dueñas. No sabemos si efectivamente llegó a entrar en sus dependencias. Pero sí queda constancia de la profunda impresión que le causó, en un poema que publicó más tarde, en 1903, en la revista Helios con el título de “El poeta visita el patio de la casa en que nació” y que acabaría recogido en Soledades. Galerías. Otros poemas.

Es una tarde clara

casi de primavera,

tibia tarde de marzo

y estoy solo, en el patio silencioso,

buscando una ilusión cándida y vieja:


En el ambiente de la tarde flota

ese aroma de ausencia,

que dice al alma luminosa: nunca,

y al corazón: espera.

Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,

casi de primavera,

tarde sin flores, cuando me traías

el buen perfume de la hierbabuena,

y de la buena albahaca,

que tenía mi madre en sus macetas.

Que tú me viste hundir mis manos puras

en el agua serena,

para alcanzar los frutos encantados

que hoy en el fondo de la fuente sueñan...


Sí, Antonio Machado estuvo volviendo siempre, toda su vida, al Palacio de Dueñas, es decir, a su infancia. Cuenta su hermano José, cuando fue preguntado por los sentimientos y pensamientos de Antonio, que uno de ellos fue “durante toda su vida conservar en el fondo de la conciencia la clara visión de la infancia. Pensaba que conseguir este ideal era casi el milagro, ya que, para él, era el hombre una degeneración del niño, que se alejaba cada vez más como un río de la fuente de su origen.”
Sí, regresar a Dueñas, regresar a la infancia, es decir, regresar a la inocencia. Ese fue tal vez el mayor empeño de don Antonio Machado.
Por eso yo he querido o creído imaginar un don Antonio en medio de la guerra, aún en Valencia, en el año 38, donde se oye el ruido de lejanas explosiones, fumando y pensando, sentado frente al mar en una terraza de Villa Amparo, en Rocafort, y soñando de nuevo con Sevilla y con las Dueñas y su infancia lejana y perdida, en estas líneas escritas por quien les habla y con las que concluyo:

Son ojos ya cansados los que miran

la sola galería de los sueños.

Ya sus pasos se acercan, pasa adentro,

sin guarda ni cancela que lo impidan.


Fantasma es de sí mismo, y luz, y guía,

errante sombra en el vencido espejo

que regresa a las tardes del recuerdo,

las de un ayer que en oro hoy se ilumina.


Es sólo, sin embargo, su mirada

y no su bulto el que el umbral traspasa,

y alcanza el patio, encuentra el limonero,


y en la fuente, sus frutos, y la clara

canción, y las macetas de albahaca…,

y el don preclaro de evocar los sueños.


Con el poeta Víctor Jiménez, también interviniente en el acto celebrado el martes 22 de junio de 2010.