LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

martes, 30 de octubre de 2012

LOS HOMBRES DEL AÑO 12


Se acaba de publicar esta colección de biografías de extremeños que destacaron en la política y el pensamiento en el entorno del doceañismo. Coordinada por el historiador José María Lama, esta publicación ofrece veintisiete biografías de otros tantos personajes, entre los cuales destacan por su fama Muñoz Torrero, Pablo Montesino, José Álvarez Guerra, Bravo Murillo o Donoso Cortés.

Sobrada razón lleva José María Lama cuando afirma en su Introducción:

La biografía, uno de los más viejos géneros historiográficos, ha estado mal vista durante decenios por una mal entendida veneración al papel de las masas y una exagerada aversión a considerar el acontecimiento como lo que es: la unidad mínima del hecho histórico. Pero desde hace años ha adquirido una pujanza nueva. Libres ya de los prejuicios -más ideológicos que estrictamente historiográficos- que impedían conciliar convicciones entendidas como contrarias, los nuevos historiadores son conscientes de que lo individual y lo episódico forman parte de la historia en la misma medida que lo colectivo y lo procesal. Más aun: que el individuo y el episodio son los necesarios eslabones de la colectividad y del proceso.

viernes, 26 de octubre de 2012

UNA ANTOLOGÍA NECESARIA

No es Álvaro Valverde un poeta que se prodigue excesivamente en antologías y recopilaciones propias. Por eso era tan necesaria ésta que firma Jordi Doce, prologuista y seleccionador, y que con el título de Un centro fugitivo (1985-2010), publica la editorial La Isla de Siltolá en su colección Arrecifes.

El libro recorre la evolución de Valverde desde su inicial Territorio, de la que sólo se recoge un poema, hasta unos finales Inéditos, que hacen presagiar un futuro magnífico libro de poemas.

La poesía de Valverde ha recorrido un camino de progresivo acendramiento, de constante acercamiento a la belleza escondida y secreta, de despojamiento de todo lo artificioso y prescindible, para adentrarse en un territorio que es suyo y de cualquiera, y allí mostrarnos el rostro de un hombre que bien pudiera ser el de cualquier hombre. Un hombre que sabe bien "que es en soledad como se alcanza/ la última razón de las palabras." 

sábado, 20 de octubre de 2012

OLGA BERNAD SUGIERE

Olga Bernad, en Heraldo de Aragón y en su blog Los otros, sugiere esta lectura de A punto de dejarlo:

http://losotrosolgabernad.blogspot.com.es/2012/10/a-punto-de-dejarlo-de-enrique-baltanas.html

sábado, 13 de octubre de 2012

SILENCIOS Y PALABRAS

Hojeando un tomo de sus obras completas, de la venerable editorial de José Janés (Barcelona, 1952), me encuentro con la agradable sorpresa de que también André Maurois cultivó ocasionalmente el aforismo. De su colección, yo espigo los siguientes:


Un consejo es siempre una confesión.

El tono de voz que usa un hombre para leer revela, no lo que es, sino lo que quiere ser. Es la voz del personaje imaginario en el que piensa.

Si un hombre dijera todo lo que piensa, nadie le creería. Y con razón. ¿Cuál es el hombre que piensa todo lo que piensa?

El que a los cuarenta años sigue discutiendo es que jamás ha amado la verdad.

Un hombre bien educado mantiene sus creencias al margen de su conversación.

Cuando uno empieza por exponer firmemente el punto de vista del adversario, le resta ya mucha fuerza.

Soy tan fácil de convencer que ya ningún argumento me convence.

Poseer ingenio no es suficiente. Hace falta tener bastante para evitar tener demasiado.

Una vez, Schumann llevó a una mujer a dar un paseo en barca, y como no pronunciara una palabra en dos horas, le dijo al despedirse: "¡Qué bien nos hemos comprendido hoy!"

Las proezas amorosas deben ser ejecutadas, no dichas.

La sinceridad consiste no tanto en decir todo lo que se piensa, como en no decir nunca lo que se piensa en el momento en que se dice.

jueves, 11 de octubre de 2012

SALAMANCA, 12 DE OCTUBRE DE 1936

Todos conocéis el famoso episodio que don Miguel de Unamuno protagonizó, junto con Millán Astray, aquel 12 de octubre, Día de la Raza, en Salamanca. Hay una versión vulgata, muy circulada, que insiste en el enfrentamiento entre el intelectual defensor del templo de la inteligencia y el militarote bravucón que grita en defensa de la muerte.

Ahora bien, no hay ninguna grabación, ni sonora ni visual, del episodio. Ni siquiera textos escritos, porque ambas intervenciones fueron improvisadas y espontáneas. En el caso de Unamuno, que solía repentizar sus discursos, sólo contamos con una tarjeta, en cuyo reverso había escrito estas palabras:

Guerra internacional, civilización occidental cristiana, independencia, vencer y convencer, odio y compasión, lucha, unidad, catalanes y vascos, cóncavo y convexo, imperialismo lengua, Rizal, ni la mujer, odio inteligencia que es crítica que es examen y diferenciadora inquisitiva y no inquisidora.

No hay más remedio que acudir, pues, a los testimonios, directos e indirectos.

Entre los primeros, cabe señalar el de Eugenio Vegas Latapié, testigo presencial y directísimo, el de Pemán, en un artículo de ABC de 1965, o el del propio Millán Astray en una nota de su archivo. 

Respecto a los segundos, cabe decir que la fantasía es libre, y a fantasear es mayormente a lo que se dedican los "testimonios" de Carlos Rojas, Serrano Súñer, Paul Preston o Gabriel Jackson. No así el del propio Franco, que pone las cosas muy en su sitio, con no poco sentido común, en sus conversaciones con Franco-Salgado, a propósito del artículo de Pemán:


Se ajusta a la realidad de los hechos. Todo fue una réplica del general a la actitud, bastante molesta, del señor Unamuno, que no se justificaba en un acto patriótico, en un día señalado y en la España nacionalista que luchaba en el campo de batalla con un feroz enemigo y con grandes dificultades para vencerlo. Millán se creyó obligado a reaccionar en la forma que lo hizo a lo que consideró una provocación del ilustre catedrático.

Todas estas versiones y testimonios, y algunas más, se pueden encontrar en el Millán Astray, legionario, Madrid, La Esfera de los Libros, 2006 (5ª ed.), pp. 321-347. Claro que a quienes ya han tomado partido contra Millán Astray todo esto les convencerá poco.

Tal vez les convenza más lo que dicen Colette y Jean-Claude Rabaté en su reciente biografía de Unamuno (Madrid, Taurus, 2009), aunque titulen insidosamente su penúltimo capítulo "El prisionero de Salamanca", cuando es bien sabido que Unamuno jamás estuvo detenido, ni siquiera bajo arresto domiciliario.

Quizás la verdad de estos hechos se encierre en una carta que Millán Astray dirigió al padre del dramaturgo Alfonso Paso, y que éste publicó en El Alcázar de 28 de septiembre de 1970:

Me fastidió tanto su supuesta superioridad y su afán de hacernos comulgar con ruedas de molino, que no pude remediarlo y dije textualmente: si esto es inteligencia, muera la inteligencia. Pero se ha quedado sólo con la última parte.




 [Unamuno, con el cardenal Pla y Daniel, a la salida del acto. Debajo, tarjeta sobre la que escribió el "guión" de su discurso.]


lunes, 8 de octubre de 2012

ADIÓS AL PORDIOSERO

¡Una limosnita, por amor de Dios! Así es como nos interpelaba la miseria en tiempos no tan remotos. O llamaban a la puerta, ¡Ave María Purísima!, y tras la respuesta, ¡Sin pecado concebida!, nos dirigía su súplica o su ruego. Un bollo de pan, una ropita para el niño, o lo que fuere.

Y un ¡Dios se lo pague!, finalmente, con el que el pedigüeño imploraba la justicia divina como fiadora última del préstamo.

Porque, en cierto modo, se trataba de un préstamo, y no de una dádiva a fondo perdido.

Hoy ya nadie pide nada por amor de Dios. Porque mentar a Dios es lo último que se le ocurre a un español de hoy. Ni los mendigos callejeros que han vuelto a inundar las calles de España, ni esos otros más o menos vergonzantes que acuden a los comedores de Cáritas. No quieren inspirar caridad, sólo lástima. Si es que no quieren provocar nuestras prisas para quitárnoslos de encima cuanto antes, dándoles unas pocas monedas.

Se invoca, todo lo más, la solidaridad, concepto en alza y quizás una variante de la fraternidad: liberté, égalité, fraternité.

Y es que se puede decir que hoy también la mendicidad se ha laicizado. Reflejo de los tiempos. La miseria sigue siendo la misma.