MEDITACIONES SUELTAS EN DÍAS NO SEGUIDOS

 

Me cuesta cierto trabajo entender que quien no cree en el Más Allá pueda sin embargo creer en el futuro, esa otra hipótesis indemostrable.

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A la Historia se pasa con una leyenda. Con dos, ya no.

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Toda antología es un combate.

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A mí los únicos novísimos que me interesan de verdad son los de siempre.

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La nostalgia es lo último que se pierde.

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Para el hombre es el nombre la medida de todas las cosas.

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La fama póstuma es algo que preocupa, y a veces demasiado, a los vivos; a los muertos, desde luego, eso ya no les quita el sueño.

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"Lo viejo es la verdad, lo nuevo es encontrarla." 

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Paradoja: la República ideal es siempre una Monarquía.

EL BAILE DE LAS MÁSCARAS O LA MUERTE DE LAS IDENTIDADES RÍGIDAS

Nos ha tocado vivir un tiempo de carnaval perpetuo, pero no un carnaval de broma, sino de un carnaval en serio, o que se toma a sí mismo muy en serio. Se trata de elegir un disfraz, el que más nos guste, para desfilar con él por la vida. Porque, en efecto, ni la mujer quiere ser mujer, ni el varón, varón, ni el niño, niño, ni el viejo, viejo, ni los padres, padres... Y es que, ya se sabe, el ser es plástico, moldeable, líquido. "Lo que es de suyo" ha resultado ser no sólo una expresión démodée, condenable por clerical y castradora, sino algo totalmente incorrecto desde el punto de vista social. La naturaleza no existe "de suyo", sino en cuanto dependiente del hombre, como con el calentamiento global, valga por caso, que se atribuye casi, y sin casi, exclusivamente al hombre. En fin, consolémonos con el veraz y ya antiguo lema cartujo, Stat Crux dum volvitur orbis.